1
Me porté bien
caminé por el cielo de los pacatos
me perdí
en el brillo ovulante del sudor
sobreviví lamiendo
la humedad de sus paredes.
Fui para ella
bastón
rueda de auxilio
pack de datos
estampita
verdugo y posguerra
árbol de frutas
subido a todos los lugares comunes
que existen
Quise torcerla como a las palabras
extraje un dolor
que dejé morir
como a una planta de verdad.
Desconfío de las zambas
veo hashtags por todas partes
busco a mis mártires a través de las redes
soy blanco clase media indie
grito y purpurina a la deriva.
Todos estos años sin amor
¿en nombre de qué?
los científicos de Harvard
nunca estudian el cerebro
de la gente que trabaja
y vuelve a su hogar.
Voy a cambiar mi hora de nacimiento
hasta encontrar la indicada
hacer del pasado
una deidad
recuperar la patria
y tratar de no perderla.
2
El agua bonaerense
encharcada en el patio
de un alquiler temporario
muestra en su reflejo
un cielo de estrellas
que colisionan cuando se alejan,
es decir,
que aunque podamos bajar
hasta el fondo del río
de cualquier localidad
a enterrar todo el dolor
junto a los bagres y las bogas,
tarde o temprano
tendremos que salir a respirar
y decidir si volver al escondite
o unirnos a esos troncos
que el vaivén arrastra
sin pensar cuánto es
mucho, poco
demasiado, inviable,
insuficiente, inútil,
cuál es la proporción
adecuada
de robustez y porosidad
para la flotación,
qué conviene conservar o descartar,
cuánta agua hace falta
para lavar una herida ajena
sin contaminarse.
Una puerta vieja
que se mueve en la corriente
no es una embarcación
aunque sea capaz
de llevar una persona
de una vera a la otra,
aunque deje su estela
de nudos provistos
por el más peligroso de los impulsos
que es la duda.
3
Dijo cada día y escuché
andamios
dijo caución
colmillo
y pensé
fácil,
implantar un corazón
donde antes hubo otra cosa
nadie llama a un cerrajero para eso.
Dijo amar y sonó
en el eco
el chillido de un taladro.
Con qué ligereza
se aferra el cuerpo al goce
toma la forma de un reloj solar
y marca la hora
de dejar de hablar
a la perfección
un lenguaje insubsistente
para cumplir el sueño de los justos:
distribuir el daño sin multiplicarlo.
4
Me acostumbré a usar la totalidad de tu nombre
como a pisar las baldosas de mi casa nueva.
Ahora el sol entra enorme hasta la tarde
cuido las plantas, lustro la cocina
y hasta las cosas sueltas tienen su lugar.
Anoche
el zombi de lo que fuimos
me atacó en un sueño y costó
pero escapé.
Mientras corría
me acordé de un truco:
cuando el cuerpo se afloja,
el precinto que lo une a la tristeza
también.
✍Poeta, músico, docente, compositor.
Se graduó de la carrera de Intérprete de Música Popular especializado en Guitarra Jazz en la EMPA y del trayecto artístico profesional de música clásica en el Conservatorio Manuel de Falla. Estudió Diseño Gráfico en la UBA y trabajó en publicidad.
Publicó “Cambiamos el desorden de lugar” (2019, Textos intrusos, poesía) y “Dientes de león y formas de llenar la panza” (2014, Ediciones Guardiavieja, ensayo). Organiza el ciclo “La fe vacante”, donde se cruzan los lenguajes de la música, la performance y la poesía. Junto a Manuel Marchioni, en formato de dúo realiza piezas sonoras y performáticas para obra literaria propia y de poetas actuales, como Pamela Terlizzi Prina y Gabriela Clara Pignataro, entre otros. Actualmente está grabando el primer material discográfico del proyecto musical de composiciones propias “Pájaro y Galaxia” junto al cantante, pianista y compositor Giuli Cervi.
🎙¡Muchas gracias Facu por ser parte del Podcast Bondi de Poetas!
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