Digo bosque
Digo bosque y el verde estalla en mi noche que palpita,
digo noche y lo negro inunda el cuerpo que espera,
digo cuerpo y la sangre ruge en mi boca que nombra,
digo boca y la lengua se mece en el viento que arrebata.
Digo viento y el bosque estalla,
el verde palpita,
la noche espera,
el cuerpo ruge,
lo negro inunda,
la sangre nombra,
la boca se mece,
la lengua arrebata y el viento dice bosque.
Identidad
Esta palabra sin voz,
nombre cóncavo en el espacio,
nombre perdido,
una huella apagada,
restos de ceniza,
mi única prueba.
el sobresalto de la evidencia, saberse otro.
Hojas en blanco,
silencios
en el lugar de la palabra casa
casa que rebota contra las paredes y hace cada vez más ruido,
más y más gritos sordo.
La certeza de un adentro,
hondos huesos susurrando en los huecos,
una foto de agua,
en el fondo blanco y negro
mi nombre.
El frío y el calor disputan territorios
Los cuerpos, las piedras, las hojas, las pieles sufrirán estados que se odian entre sí.
No saber exactamente cuándo termina la estación nos hace deriva.
Andar entre las sombras atinando me convierte en maestra de lo ciego.
Un arte milenario para dominar el tiempo.
Aprender abisma.
Hay deriva por donde me asome, mareos de barco, náuseas de hartazgo.
Transformarme es sufrir.
Todo sucede en la carne.
Me golpeó el cráneo hasta partirme las costillas.
Gritaba pero no me oía.
Hacía calor y hacía frío.
Las temporadas se avecinan desordenadas.
Todavía ningún álamo corrige la nevada.
Bajo la cama cuento las gotas.
Mar cuadriculado
Confusión de flores en el centro, ante luz del día silencio.
Cuando el polen alumbre, rumor que asoma, fosforescencia del camino.
Desayunaré pétalos enmarañados, alas pétalos.
Adentro todavía los ojos cerrados, pasos de brisa en los oídos dormidos.
El sueño se torna lento, deja rastros de sábana en las mejillas.
Sobre el final del azul descanso.
El mar se vendrá, encaja.
Caja de estrellas, caja misterio.
Los ojos desabrochados desandan luna.
Mi boca seca pide agua fresca.
Es la piel un tallo erecto.
Su tacto al viento lucha.
Despertar despierto.
Luz contra las piedras.
Lo duro quiebra su sangre y muta hablando.
Entonces veo lo que queda de sal en el aire.
Cierro las flores del huerto y salgo.
Te enamoras
caes en llanura
te encariñas
flotas
clavel del aire,
te abrojas,
flecha cupida
te arrojas
te envalentonas
ardes
te incendias y te mojas
te endulzas
sos un caramelo que chorrea azúcar
te abrís
pétalo por pétalo
te subís a un zeppelin
te dejas llevar
levas,
soltas
amarras
prendes velas
pones primera
segunda
quinta
corres
volas en barrilete
Caes al río y nadas, te llenas de fruta, de flores, de chocolate.
Soñás, te zarpás, te emocionas, te desnudas, te entregas.
Te suspendes en oniro, te dejas hacer adentro, afuera, te desarmas.
Te disolves, te diluís en oxitocina.
Te metes al mar y caminas hacia adentro.
Otra vez, te enamoras.
Mi vida en borrador
Tengo lápiz tenue, indeciso, en la boca que todavía no dice.
Llevo un tren que tirita en las vías de un abandono.
Otro día que sucede en rojo y debo, aunque no puedo más, navegar mi río bravo.
¿Cuánto dolor?
Más necesito.
Pierdo cabellos como cenizas.
La respiración es una flor frágil.
Y llegan, siempre llegan, noticias de tu risa, mi comandancia.
Sobrevivo de pie como timbal.
Vengo para eso, a estrellar mis ropas de huérfana contra la arena.
✍Fedra Spinelli, nació en Buenos Aires Argentina, en noviembre de 1970. Es poeta y periodista. Exploró también por la antropología, brevemente por artes combinadas. Hizo teatro, performances, danza y fotografía. En poesía tiene publicado «Vietnam» (edición artesanal) «Digo bosque y otros poemas» (ediciones del Dock) y «Delta» (La mariposa y la iguana)
🎙¡Muchas gracias Fedra por ser parte del Podcast BDP!
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