Aire
Fragmentos, miles de intérvalos,
paréntesis enlazados, cadenas,
de múltiples aromas, volúmenes.
Si. De manos de campesinos
que no saben cuando terminará su jornada.
Y sudan, hasta caer y soñar con una noche
cada día más placentera.
Sudan.
Y entre ellas sale humo.
Vibran.
Hasta devenir destellos,
resplandores que abrigan
a la humanidad.
Calientan, protegen, satisfacen
estimulan.
Fragmentan a la especie.
Y del estomago les nacen perros
que juegan maratones hacia el horno del metal más calcinante.
Y se arrastran en celo como animales humanos, confundidos
por cuerpos de almas que no les pertenecen.
Extensiones de sus causas.
De sus ganas de ser algo más que un cuerpo.
Y se aparean bajo las sombras de amores,
a los que poder llamar nostalgia.
Y luego se abrigan encogidos en sus veinte plazas,
para olvidar el invierno nuclear
que les cuartea los labios,
las pupilas en su lengua,
hasta hacer crujir las tablas,
de sus camas esculpidas,
por intermediarios
que sobornan diariamente,
las posiciones al nacer,
y antes, también.
Forastera
Mi nombre viaja
hacia la comisura de tu patria.
Forastera, camino un idioma,
sobre una tierra vacilante.
El peso de ciertas palabras
se desintegra bajo el sol,
y a veces las nubes
son leños que arden adentro también.
Sos un péndulo que oscila
entre la patria espiritual y la mundana,
como un horizonte a trazar.
Cose y descose las palabras,
que abrigan la luna,
esa vasija que recibe y refleja
la causa original.
Desconozco tu elección,
pero mi paz clama por su hábitat,
y mi cuerpo por hacerla carne.
Café
Caricia primera.
De esas que se sienten antes de sentir.
Me nacen las sílabas conjugando versos de amor.
Me entrego, me hundo en tus ojos,
en el río de la utopía
que se tiñe en tus pupilas.
Me escondo en la negrura de tu pelo,
lágrimas de café turco resbalan.
Y yo, como un adicto, que oculto mi naturaleza
entre los espejos del lenguaje efímero,
que rueda sobre la inmensidad de los cuerpos,
de dioses que tejen el vicio,
del humo sin bocas…
tomo la copa y la llevo hacia mis labios
queriendo embriagarme, comunicarme oscuramente con ella.
Y caigo.
En el medio del asfalto.
Todo quieto, en abstinencia.
Enardecía de silencio la avenida.
Podía oír voces mezcladas con risas de mujeres.
Piernas suaves bailaban, se enlazaban,
piernas de otros amores,
de instantes diseñados, tapizados por cueros,
que deambulaban, gastados.
Ataban la tierra y el cielo,
como fantasmas de sabanas
que ya nada pensaban.
Y con un dejo de cordura y suficiente memoria,
noto un relieve, que me aleja del suelo,
en un espacio claro, redondo,
que me sostiene con forma de luna llena
y sabor casi de piel,
y un poco de café.
El Rato
Ese aroma a canela de las 9 a.m.
O ese crujir del aceite de oliva
en el tiempo de la siesta.
Me levanto pronunciando eso
que no se puede pronunciar.
Ese papel lleno de verbos que habita
en el valle de agua, que separa lo utópico y real.
Ese manto de lilas que aterriza sobre los campos,
justo en el momento en que el trigo
crece sobre las armas.
Escuchamos el eco de lo que nos hicieron.
Un antes y un después.
Vacilación, indignación.
Juventud rompiendo mitos,
develando el caos.
Luz y caos.
Primogénito.
Pulsión dorada,
de padres, confort y salvación.
De aquellas alas que huyen de si mismas.
Dan a luz en el lago inmortal,
respiran agua,
hasta habitar en otras mentes,
como la clemencia hacia la época,
con una respiración fragmentada.
Seres que transmutan esa utopía en verdad.
✍Marina Emilia Saul Dayan es una poeta, escritora y cantante, nacida en Buenos Aires, el 7 de diciembre de 1987. Cursó la carrera de Publicidad en la Universidad de Palermo.
Escribe hace 20 años. Realizó un taller de escritura creativa. Tiene publicados dos libros de poesía, " Giro de la Conciencia", y “Presagio de las Flores”. El primero mencionado, lo expuso en la "Feria Internacional del Libro de Buenos Aires", tres años consecutivos.
Colaboró en revistas digitales y presentó sus trabajos en distintas radios.
Fue premiada por concursos literarios de la editorial Dunken de Argentina, donde formó parte de una antología poética y de otra narrativa. También fue parte de la antología poética " Versos en el aire", de la organización "Diversidad Literaria" de España. Fue 3° finalista del concurso " Mi Libro Casa de Luz España", de la editorial J. Bernavil.
Participó en una edición de la revista cultural DAVAR, donde escribió una nota y un poema sobre Alejandra Pizarnik. En esa misma edición participaron pensadores como Marcelo Birmajer y Santiago Kovadloff.
Desde 2019 produce y canta en el dúo Mar-utopía Live, presentándose en diversos bares, restó, cafeterías y eventos privados, y coordina el ciclo de poesía y música Flores en Borrador, el cual lleva 7 ediciones, y la última se realizó en el Palacio Barolo.
Escribe en Instagram bajo el seudónimo de Marutopia.
🎙¡Muchas gracias Marina por ser parte del Podcast Bondi de Poetas!
Share this post