Como la muerte misma
Temible y aguardada como la muerte misma
se levanta la casa.[1]
No será necesario que lloremos
Para que vean que ahí estamos
sentados hace años a la mesa del dolor.
No hará falta que recordemos los tiempos felices
porque hace miles de relojes
que nos alimentamos de recuerdo inútiles.
Nos acompaña una muerte que no cumple su papel.
No hará falta que nos den el pésame
pesará menos la vida cuando todo termine.
Nadie nos llamará desde su angustiante sombra
porque habremos dado a luz a la muerte
como al hijo primogénito
como al más buscado de los benjamines.
Todo el amor de las antiguas cosas
se irá con vos, se quedará con nosotros
porque nada ha quedado por decir.
Contemplaremos tu cama,
tendrá pegado el calor de tu cuerpo
la forma de tu dolor.
Sacudiremos tu recuerdo
y abriremos las ventanas
para nacer de nuevo.
Domingo triste
Domingo triste
(si es que existe otra posibilidad).
Como ver el polvo
sobre una guirnalda envejecida
o sobre flores de plástico:
el paso del tiempo
en pequeños gestos
que prescinden de las palabras.
Pájaros sobre el asfalto,
esperanzas aplastadas.
comida de hormigas
Me gusta el otoño
Pero no en domingo.
El domingo es víspera
de lo que nunca llega.
Urgencia
Veo sombras de pájaros y de mariposas
reconozco el sonido de su vuelo cercano.
No sabía que las aves cantaban de noche
sin embargo acá estoy, interpretando su llanto.
¿Cómo llora un pájaro?
Salí a buscar señales
y encontré animales muertos
hormigas en procesión
descuartizando presas que parecen hablarme:
escucho
atiendo
veo.
Parecen decirme un secreto
que me sé de memoria.
Un perro, con una paloma en la boca
me pide perdón con la mirada:
El hambre es más urgente que la poesía.
No quiero ser sombra
Yo no quiero
ser tu sombra
quiero ser
la que sale del hueco
que hizo el maldito tiempo
ahí, entre mis manos y tus deseos
maldiciendo el silencio
y el abismo.
Yo no quiero
que me creas luz
yo, que estoy hecha de oscuridades
y de pozos ciegos
yo no quiero
que quieras rescatarme
del olvido,
quiero salir de ahí
cantando silencios propios.
Yo no quiero
ser su sombra
para que repose plácida
esperando el milagro,
ni quiero ser su sol
para que busque mi reflejo.
Yo no quiero
hacerle bien
ni hacerle mal
quiero simplemente
serle innecesaria,
prescindible, olvidable
porque solo así así sabrá
de libertad.
Yo no quiero
ser mi sombra
ni la sombra de lo que soñé
me niego a no ser
aquel impulso eléctrico
que motiva mis pasos.
Yo no quiero
ser mi sombra
rendirme ante el gesto
arbitrario del destino
sucumbir a mi sensatez
dejar de creer en la magia.
Yo no quiero
Ser mi sombra
Ni tu sombra
Ni su sombra.
Yo no quiero
Ser tu luz
Ni su luz
Ni mi luz.
Yo quiero ser
la que dice sombra
mientras camina.
[1] A partir de los versos iniciales del poema “La casa” de Olga Orozco.
✍Evangelina Dugo nació en Chacabuco, el 7 de octubre de 1978. Estudió Letras en la U.N.L.P. Es profesora de nivel secundario en numerosos colegios de su ciudad; coordina el Taller de Escritura y Narrativa Experimental de la Escuela de Educación Artística. También dicta clases en Institutos de Formación Docente y en el C.B.C. de la Universidad de Buenos Aires, extensión Salto. El aula es uno de sus lugares favoritos en el mundo.
Publicó Un sueño en Mar Azul (Niña Pez ediciones, 2020) y Poesía Simple (Halley ediciones, 2023). Está corrigiendo una novela juvenil que espera publicar el próximo año, mientras trabaja en el pulido de una decena de cuentos.
Comparte con adolescentes y adultos espacios de creación literaria. En 2023 finalizó la Diplomatura en Escritura Creativa de la UNTREF dirigida por María Negroni.
🎙¡Muchas gracias Eva por ser parte del Podcast BDP!
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